Diálogo en Neurocirugía: El Espacio Donde la Verdad No Se Imita, Se Construye
El diálogo no es solo hablar. Es construir sentido con otro. Escuchar sin preparar respuesta. Preguntar sin atacar. En un entorno quirúrgico cargado de prisa, jerarquía y tensión, el diálogo es un acto clínico y ético de primer orden. No salva cuerpos, pero salva vínculos. Y en ellos se apoya la medicina verdadera.
¿Qué no es diálogo?
- Una exposición de autoridad sin escucha.
- Un turno de palabra entre dos personas que no se miran.
- Una forma educada de imponer la propia visión.
- Una estrategia para convencer al otro.
- Una reunión donde se espera a que todos asientan.
Qué hace posible el diálogo real
- Tiempo (aunque sea breve, que sea real).
- Interés genuino por la mirada del otro.
- Capacidad de nombrar lo incómodo sin herir.
- Conciencia de que el otro no es un obstáculo, sino un espejo.
Lugares donde falta diálogo
- Entre jefes y residentes.
- Entre especialidades que se miran de reojo.
- Entre quirófano y planta.
- Entre generaciones médicas que no se reconocen.
- Dentro de uno mismo: cuando se actúa sin preguntarse por qué.
Lo que sana el diálogo
- Conflictos que se arrastraban.
- Heridas de palabra mal dicha.
- Tensiones ocultas bajo corrección profesional.
- Miedos que nunca habían sido nombrados.
- La soledad del que piensa distinto y no ha sido escuchado.
Cultivar el diálogo
- Empezar por escuchar antes de corregir.
- Hacer preguntas que invitan, no que cierran.
- Dejar espacio para el silencio que piensa.
- Cuidar el tono, no solo el contenido.
- Recordar que una sola conversación verdadera… puede cambiar una relación para siempre.
Conclusión
El diálogo no es un método. Es una ética. Una forma de estar con otros donde no se actúa desde el rol… sino desde la presencia. En neurocirugía, donde tanto se ejecuta, se ordena, se decide, el diálogo es el lugar donde se vuelve a ser persona. Y quizás, por ahí… vuelva también el sentido.