Autoprotección en Neurocirugía
La autoprotección es un conjunto de mecanismos psicológicos, muchas veces inconscientes, mediante los cuales el neurocirujano busca preservar su integridad emocional, profesional y relacional frente a situaciones de amenaza, crítica o inseguridad.
En un entorno de alta presión como la neurocirugía, la autoprotección puede ser adaptativa o desadaptativa.
Formas comunes de autoprotección desadaptativa
- Falsa modestia: simula humildad para evitar cuestionamientos.
- Desprecio encubierto: desvaloriza al otro para sostener el control emocional.
- Evasión del error: minimización o negación de complicaciones.
- Control excesivo: dificultad para delegar como defensa ante la incertidumbre.
- Autoexigencia rígida: creencia de que descansar, dudar o pedir ayuda es signo de debilidad.
- Narrativas autojustificativas: explicaciones constantes que desvían la atención del propio límite.
Función psicológica de la autoprotección
- Mantener la autoestima ante el fallo.
- Evitar el sentimiento de insuficiencia o culpa.
- Proteger la imagen profesional construida socialmente.
- Controlar el entorno interpersonal evitando la exposición emocional.
Riesgos de la autoprotección sostenida
- Aislamiento relacional: deterioro del trabajo en equipo.
- Desconexión con la experiencia emocional: anestesia afectiva progresiva.
- Fatiga por sobrecompensación: hiperactividad para evitar el vacío o el reconocimiento de límites.
- Bloqueo del aprendizaje auténtico: la protección impide la reflexión real.
Alternativas saludables a la autoprotección defensiva
- Autoconciencia emocional: reconocer cuándo nos estamos defendiendo en lugar de actuando.
- Espacios de supervisión horizontal: permitirnos ser observados sin juicio.
- Cultura del error constructiva: convertir los fallos en herramientas de crecimiento.
- Validación interna, no solo externa: valorar el esfuerzo más allá del resultado inmediato.
- Aceptar que la vulnerabilidad no es lo opuesto a la competencia, sino parte de ella.
Conclusión
La autoprotección es humana y comprensible. Pero cuando se convierte en un estilo relacional crónico, bloquea el contacto con el otro y con uno mismo. Reconocer cuándo nos estamos protegiendo es el primer paso para poder abrirnos a liderar, enseñar y operar con más verdad, más libertad y más humanidad.