La provocación destructiva es una forma de interacción que, bajo apariencia de reto, enseñanza o humor, genera bloqueo, herida emocional o sumisión. No busca formar: busca dominar. No despierta pensamiento: anula autoestima. No construye vínculo: lo contamina.
La provocación destructiva es una forma de violencia normalizada. No enseña pensamiento, ni técnica, ni criterio. Solo enseña a callar, a imitar, a sobrevivir. Y en neurocirugía, donde el cuidado empieza por el gesto y la palabra, no hay lugar para provocar destruyendo. Solo para formar despertando.