Sumisión

Un buen neurocirujano no forma clones obedientes, sino colegas capaces de pensar, hablar y decidir con libertad y rigor


La sumisión en el contexto clínico no debe confundirse con el respeto, la prudencia o el aprendizaje progresivo. La sumisión es una actitud de renuncia a la autonomía intelectual, emocional o profesional, provocada generalmente por una cultura de poder no equilibrado. En neurocirugía, donde la estructura jerárquica es especialmente rígida, la sumisión puede instalarse de forma silenciosa y persistente, especialmente en residentes, adjuntos jóvenes y personal subalterno.

- Silencio ante decisiones clínicas dudosas por temor a represalias. - Renuncia a aportar ideas o alternativas terapéuticas, aunque estén bien fundamentadas. - Aceptación pasiva del maltrato verbal o gestual, como parte de la “cultura del quirófano”. - Autocensura académica o científica, por miedo a contradecir a figuras de poder. - Falta de cuestionamiento incluso cuando se compromete la seguridad del paciente.

- Estilo de liderazgo autoritario, donde toda disidencia se penaliza. - Normalización institucional del silencio como virtud. - Falta de espacios protegidos de expresión, especialmente en etapas formativas. - Interiorización del miedo como herramienta educativa: “Así aprendí yo también”.

- Pérdida de pensamiento crítico, lo cual afecta directamente la calidad del razonamiento clínico. - Reproducción de errores estructurales, por falta de retroalimentación. - Desmoralización profesional, que conduce al agotamiento emocional, cinismo o abandono de la especialidad. - Estancamiento científico y técnico, al no promoverse la innovación desde abajo.

- La humildad clínica es una elección consciente que implica reconocer límites, pedir ayuda y valorar otras perspectivas. - La sumisión, en cambio, es una renuncia forzada a la expresión personal, muchas veces basada en el miedo o la invalidación sistemática.

- Fomentar entornos seguros para la expresión de dudas, errores y alternativas. - Promover modelos docentes basados en la horizontalidad del conocimiento (el saber no está solo en la jerarquía). - Revalorizar el cuestionamiento respetuoso como parte del pensamiento clínico maduro. - Supervisión emocional activa por parte de líderes clínicos que identifiquen signos de sumisión crónica en el equipo.

La sumisión es un indicador silencioso pero grave de disfunción relacional en neurocirugía. En lugar de fortalecer la disciplina, debilita su núcleo: el juicio crítico, la responsabilidad compartida y la transmisión ética del conocimiento. Un buen neurocirujano no forma clones obedientes, sino colegas capaces de pensar, hablar y decidir con libertad y rigor.

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  • Última modificación: 2025/05/04 00:03
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