El “Bien Queda” en Neurocirugía: Aparentar Ética Sin Comprometer Verdad
Se llama “bien queda” a aquella persona que adopta discursos, gestos o posturas supuestamente correctas o éticas, pero movido más por el deseo de agradar, ser aceptado o evitar conflicto, que por verdadera convicción. Es una figura frecuente en contextos jerárquicos: parece íntegro, pero no incomoda al poder. Parece empático, pero no se expone. Parece ético, pero no actúa cuando hace falta.
Características de un “bien queda” clínico
- Usa lenguaje ético, pero evita implicarse cuando hay que tomar posición real.
- Habla de respeto, pero no lo defiende activamente cuando presencia una injusticia.
- Celebra el trabajo en equipo, pero se adapta siempre al jefe de turno.
- No humilla, pero calla ante quien humilla.
- Prefiere parecer correcto que ser verdadero.
¿Por qué aparece esta actitud?
- Miedo al conflicto o a perder privilegios.
- Deseo de ser valorado sin correr riesgos.
- Inseguridad camuflada de “neutralidad”.
- Cultura que premia la docilidad superficial.
- Formación en ambientes donde decir lo que uno piensa era castigado.
Consecuencias
- Genera ambientes de falsa armonía: todo parece ir bien, pero nadie se atreve a hablar.
- Reproduce injusticias por omisión.
- Perpetúa dinámicas jerárquicas tóxicas.
- Desgasta a quienes sí se implican desde la verdad.
- Vuelve la palabra ética en algo hueco, decorativo.
¿Qué no es un bien queda?
Salir del rol de “bien queda”
- Atreverse a decir: “no estoy de acuerdo”, aunque cueste.
- No cuidar solo la forma: cuidar también el fondo.
- Preguntarse: “¿esto lo digo porque lo creo… o porque queda bien?”
- Recordar que el respeto no es adular: es implicarse con conciencia.
Conclusión
El “bien queda” no genera conflicto. Pero tampoco transforma. Y en neurocirugía, donde tanto está en juego, necesitamos menos corrección de imagen… y más coherencia, más coraje, más verdad. Porque quien siempre queda bien con todos… probablemente no está siendo del todo fiel a nadie.