Vulnerabilidad en Neurocirugía: El Coraje de Sentir y Mostrarse Humano
La vulnerabilidad es la capacidad de reconocer que uno puede fallar, sentir, dudar, cansarse, necesitar. En el entorno quirúrgico, donde históricamente se ha premiado la dureza, el control y la frialdad emocional, la vulnerabilidad ha sido vista como una amenaza. Pero en realidad, es una de las formas más altas de madurez profesional.
¿Qué es ser vulnerable como neurocirujano?
- Poder decir “no lo sé” o “esto me preocupa” sin sentir que se pierde autoridad.
- Aceptar el impacto emocional de una mala evolución.
- Reconocer que se ha cometido un error.
- Pedir ayuda a tiempo.
- Mostrar cansancio, tristeza o incertidumbre sin esconderse tras el personaje clínico.
Lo que la vulnerabilidad NO es
- No es fragilidad incompetente.
- No es desbordarse emocionalmente sin contención.
- No es abandonar la responsabilidad.
- No es depender del otro, sino atreverse a ser visto tal como uno es.
¿Por qué se esconde la vulnerabilidad en neurocirugía?
- Por miedo al juicio.
- Por modelos docentes que nunca mostraron grietas.
- Por presión institucional a parecer siempre fuerte.
- Porque nadie lo nombró antes.
Consecuencias de reprimir la vulnerabilidad
- Aislamiento emocional.
- Rigidez en la toma de decisiones.
- Liderazgos duros que enseñan desde el miedo.
- Aparición tardía del agotamiento profesional.
- Estilo docente defensivo o distante.
Lo que permite la vulnerabilidad
- Conexión real con los pacientes y el equipo.
- Aprendizaje profundo, más allá del dato técnico.
- Relaciones de confianza horizontal.
- Docencia basada en la experiencia vivida, no en la superioridad.
- Acceso a la paz personal: no hay nada que ocultar.
Vulnerabilidad y liderazgo
El líder vulnerable no es el que expone todo, sino el que no necesita fingir lo que no es. El que enseña que dudar, llorar, preguntar o fallar no te hace menos cirujano: te hace más humano. Y que la verdadera autoridad no nace del control, sino de la autenticidad sostenida.
Conclusión
La vulnerabilidad no es un síntoma. Es una señal de salud. En una especialidad donde tanto se espera de nosotros, atreverse a ser vulnerable es un acto de ética, de coraje y de verdad. Porque solo quien puede mirarse completo, con sus luces y sombras, puede operar con conciencia y enseñar con compasión.