Provocar en Neurocirugía: Despertar o Herir, Según la Intención y el Cuidado
Provocar es generar una reacción en el otro: emoción, respuesta, defensa, reflexión. En el entorno quirúrgico, la provocación puede ser una herramienta docente poderosa… o una forma encubierta de violencia.
¿Cuándo se provoca en neurocirugía?
- Cuando se lanza una pregunta desafiante al residente.
- Cuando se comenta una decisión clínica para generar reflexión.
- Cuando se usa el humor ácido en mitad de una tensión.
- Cuando se desafía el discurso dominante para estimular pensamiento.
- Cuando se señala una incoherencia… con más intención de confrontar que de construir.
Provocar con conciencia
- Busca activar la mente, no humillar.
- Estimula pensamiento crítico.
- Puede generar incomodidad temporal, pero con propósito formativo.
- Se hace desde el respeto, con cuidado del vínculo.
Provocar sin conciencia
- Busca brillar, exhibir o reírse del otro.
- Se hace desde el ego, no desde el cuidado.
- Genera defensa, miedo, resentimiento o desconexión.
- Desvía la atención del aprendizaje hacia la supervivencia emocional.
¿Cómo saber si estoy provocando bien?
- ¿El otro responde con pensamiento… o con silencio?
- ¿Queda algo abierto… o algo herido?
- ¿Siente que fue visto… o ridiculizado?
- ¿Se activa el deseo de saber… o el miedo a volver a fallar?
Alternativas éticas a la provocación destructiva
- Hacer preguntas abiertas sin tono irónico.
- Nombrar tensiones sin sarcasmo.
- Usar la duda como herramienta, no como arma.
- Validar antes de desafiar.
Conclusión
Provocar no es malo. Pero provocar sin cuidado… no enseña: interrumpe, rompe, desgasta. Y en neurocirugía, donde ya hay bastante presión, provocar con respeto puede ser arte docente. Pero provocar desde el ego… es solo ruido.