La coherencia es la alineación entre lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace. En neurocirugía, donde las decisiones son complejas y las relaciones jerárquicas están cargadas de emoción, la coherencia se convierte en brújula moral, base del liderazgo, y raíz de la confianza.

  • No promete lo que no puede cumplir.
  • No dice una cosa al paciente y otra al equipo.
  • No exige a los demás lo que no practica.
  • No se oculta tras la jerarquía cuando falla.
  • Opera, enseña y lidera desde el mismo lugar interno.
  • Se puede ser coherente y cometer errores.
  • La incoherencia no está en fallar, sino en negar el fallo o justificarlo con poder.
  • Coherencia es reconocer el desajuste y repararlo.
  • Confianza natural del equipo.
  • Clima ético en el quirófano.
  • Paz personal: no hay doblez, no hay personaje.
  • Docencia creíble: se enseña con lo que se es.
  • Desgaste moral del entorno.
  • Imitación de patrones tóxicos por parte de residentes.
  • Pérdida de credibilidad, incluso con técnica excelente.
  • Dificultad para escuchar la crítica o sostener el error.
  • Revisar con frecuencia las propias decisiones: “¿esto refleja mis valores?”
  • Escuchar cómo los demás perciben lo que uno hace.
  • Alinear discurso público y comportamiento privado.
  • Aceptar cuando se ha sido incoherente… y corregir sin drama.
  • Recordar que coherencia no es rigidez: es integridad con flexibilidad consciente.

La coherencia no se proclama. Se encarna. No necesita aplauso, ni defensa, ni explicación. Y cuando está presente, todo el equipo respira distinto. Porque el verdadero liderazgo no se impone… se reconoce en el silencio de quien actúa como habla… y habla como siente.

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  • Última modificación: 2025/05/04 00:02
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