Doblez en Neurocirugía: La Fractura Entre el Personaje y la Conciencia
La doblez es la desconexión entre lo que se muestra y lo que se es. Entre lo que se enseña y lo que se practica. Entre la autoridad clínica y la conciencia ética.
En neurocirugía, donde la figura del jefe, del tutor o del cirujano brillante puede parecer intocable, la doblez se vuelve una grieta invisible que lo contamina todo.
¿Cómo se manifiesta la doblez en la práctica clínica?
- Defender públicamente la docencia… y humillar en privado.
- Hablar de seguridad del paciente… pero operar con fatiga o sin revisión.
- Pedir humanidad al residente… pero ejercer autoritarismo desde el rol.
- Reivindicar el respeto… sin escuchar a quien piensa distinto.
¿Qué produce la doblez en el entorno?
- Desconfianza silenciosa.
- Cinismo en el equipo: “esto va de quedar bien, no de hacer bien”.
- Pérdida de autenticidad en la formación.
- Repetición de dinámicas de poder injustas.
- Desgaste moral profundo en quienes aún creen en el oficio.
Doblez ≠ imperfección
- No es incoherencia puntual: es hábito de fingir.
- No es error humano: es disonancia sostenida sin revisión.
- No es no saber qué hacer: es saberlo… y elegir lo opuesto por interés, miedo o imagen.
Cómo se cura la doblez
- Diciendo: “esto que hago no refleja lo que creo”.
- Escuchando el impacto real de nuestras acciones, no solo las intenciones.
- Pidiendo ayuda para ver lo que no vemos.
- Desactivando el personaje: dejar de actuar un rol, y volver al lugar donde uno siente verdad.
Doblez y legado
- Un cirujano puede ser brillante…
pero si forma con doblez, deja herencia de desconfianza.
- Un líder puede tener razón…
pero si actúa con doblez, no deja raíces, solo seguidores silenciosos.
Conclusión
La doblez se nota. Aunque no se diga. Aunque se niegue. Y cuando aparece en alguien con poder, el daño es lento, invisible… pero profundo. Ser neurocirujano no es ser perfecto. Pero sí debería ser, al menos, ser verdadero.