Control de la Presión Arterial en Hemorragia Intraparenquimatosa

El manejo adecuado de la presión arterial es crucial para limitar el daño en pacientes con hemorragia intraparenquimatosa. Este apartado establece los umbrales recomendados y describe los agentes antihipertensivos preferidos para su control.

  • Presión Arterial Sistólica (PAS): Reducir la PAS a menos de 140 mmHg durante las primeras 24 horas tras el inicio del sangrado.
  • Estudios como el INTERACT2 y el ATACH-2: Estos estudios han mostrado que la reducción intensiva de la presión arterial puede ser beneficiosa para limitar el crecimiento del hematoma y mejorar los resultados a largo plazo.
  • Nitratos:
    • Nitroglicerina: Utilizada para el control rápido de la presión arterial, especialmente en situaciones de emergencia.
  • Inhibidores de la Enzima Convertidora de Angiotensina (IECA):
    • Enalapril: Puede administrarse por vía oral o intravenosa, útil para el manejo a largo plazo de la hipertensión.
  • Bloqueadores de los Receptores de Angiotensina II (BRA):
    • Losartán: Opción para pacientes que no toleran los IECA.
  • Beta Bloqueantes:
    • Labetalol: Efectivo tanto por vía oral como intravenosa, es frecuentemente el fármaco de elección debido a su capacidad para controlar la presión sin disminuir el flujo sanguíneo cerebral.
  • Bloqueadores de los Canales de Calcio:
    • Nicardipino: Administrado por vía intravenosa, es particularmente útil para el ajuste fino de la presión arterial en la unidad de cuidados intensivos.
  • Diuréticos:
    • Furosemida: Utilizada en casos de sobrecarga de volumen y para facilitar la reducción de la presión arterial.
  • Monitorización Continua: Es esencial monitorizar de forma continua la presión arterial, idealmente utilizando una línea arterial para una medición precisa en tiempo real.
  • Ajuste de Medicamentos: El régimen de antihipertensivos debe ajustarse en función de la respuesta del paciente y la presencia de cualquier condición subyacente.
  • Prevención de Hipotensión: Evitar la reducción excesiva de la presión arterial que podría comprometer el flujo sanguíneo cerebral y exacerbar el daño neurológico.

Este protocolo debe ser revisado periódicamente y ajustado según las últimas evidencias clínicas y las necesidades específicas de cada paciente.

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  • Última modificación: 2025/05/03 23:59
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