Provocar es generar una reacción en el otro: emoción, respuesta, defensa, reflexión. En el entorno quirúrgico, la provocación puede ser una herramienta docente poderosa… o una forma encubierta de violencia.
Provocar no es malo. Pero provocar sin cuidado… no enseña: interrumpe, rompe, desgasta. Y en neurocirugía, donde ya hay bastante presión, provocar con respeto puede ser arte docente. Pero provocar desde el ego… es solo ruido.