Preguntar es un acto clínico, emocional y ético. Es reconocer que hay algo que no se sabe. Es exponerse, sí, pero también mostrarse dispuesto a aprender, a entender, a cambiar. En neurocirugía —donde el mito del que todo lo sabe pesa tanto— preguntar sigue siendo un gesto revolucionario.
sino el que no ha dejado de preguntar nunca.
Preguntar es el inicio de toda medicina verdadera. Es la forma más humilde de cuidar, la más ética de enseñar, la más sabia de liderar. Y en neurocirugía, donde tanto depende de lo que no se dice, una sola pregunta honesta puede abrir más que mil certezas sin alma.