Ser verdadero no es ser perfecto. No es tener razón siempre. No es saberlo todo. Ser verdadero es habitar con conciencia lo que uno es, lo que uno hace, y lo que uno transmite.

  • “No lo sé, pero quiero entenderlo contigo.”
  • “Esto no me parece justo, aunque sea habitual.”
  • “Me equivoqué. Lo asumo. Lo reparo.”
  • “Gracias por señalarlo. No lo había visto.”
  • “Esto me emociona. Esto me duele. Esto me importa.”
  • No es complacer siempre.
  • No es evitar el conflicto.
  • No es proteger la imagen a toda costa.
  • No es repetir lo que se espera.
  • No es hablar bonito: es hablar desde dentro.
  • Ser verdadero no implica mostrar todo.
  • Implica no fingir lo que uno no es.
  • Es operar desde el criterio, no desde la vanidad.
  • Es respetar la vida que se toca, no solo la técnica que se aplica.
  • Un tutor verdadero no forma discípulos obedientes, sino personas críticas.
  • Se deja ver en lo que sabe… y también en lo que aún duda.
  • No necesita ocultar el camino que le costó llegar.
  • El neurocirujano verdadero no usa la bata como coraza.
  • No necesita decorarse con títulos, porque su presencia habla.
  • No actúa desde el deber… sino desde el sentido.
  • Se pierde aprobación fácil.
  • Se despiertan resistencias.
  • Se ve lo que otros prefieren callar.
  • Pero a cambio… uno se reconoce. Y puede descansar.

Ser verdadero no es un rol: es una forma de estar. Una forma de mirar, de operar, de enseñar, de escuchar… Una forma de no traicionarse. Y quizás, en el fondo, la única forma digna de sostener un bisturí.

  • verdadero.txt
  • Última modificación: 2025/05/03 23:57
  • por 127.0.0.1