Experiencia en Neurocirugía: No es Saber Más, es Haber Vivido Más Conscientemente
La experiencia no es solo acumular años, cirugías o pacientes. Es el proceso lento y profundo de convertir lo vivido en comprensión, y lo comprendido en criterio. No todo el que lleva tiempo tiene experiencia. Solo quien ha estado verdaderamente presente en su camino.
¿Qué hace valiosa a la experiencia?
- No el número de casos, sino la reflexión sobre cada caso.
- No los años en el cargo, sino cómo se ha crecido con ellos.
- No las decisiones correctas, sino las preguntas que esas decisiones generaron.
- No el prestigio alcanzado, sino la huella que uno deja en quienes vienen detrás.
Riesgos de una experiencia no elaborada
- Convertirse en rutina.
- Justificar todo con el “yo ya he visto esto”.
- Anular la escucha con la autoridad.
- Desconectarse del presente por vivir en lo acumulado.
- Ser admirado, pero no comprendido.
La experiencia verdadera enseña
- A actuar con más calma, no con más prisa.
- A escuchar antes de intervenir.
- A no operar por orgullo, sino por necesidad.
- A reconocer el error sin dramatismo.
- A mirar al residente con empatía, no con superioridad.
Cómo se reconoce la experiencia auténtica
- En la pausa antes de decidir.
- En la humildad al explicar.
- En la tolerancia al no saber.
- En el respeto que inspira sin necesidad de imponer.
- En la forma de estar presente, incluso cuando no se actúa.
Experiencia como legado
- Lo que se transmite no son técnicas: es una forma de pensar y de estar.
- La verdadera herencia profesional no es un puesto…
sino un modo de tratar a los demás, y de tratarse a uno mismo.
Conclusión
La experiencia no es lo que pasó. Es lo que quedó. Es lo que uno aprende después de operar, de errar, de enseñar, de escuchar, de callar, de volver a empezar. Y si se vive con conciencia, humildad y palabra… la experiencia se convierte en sabiduría compartida. En una ética encarnada. En una forma de cuidar.