Las Unidades de Corta Estancia (UCE) surgen como necesidad para la mejor gobernabilidad de los servicios de urgencias, con personal adscrito las 24 horas y con protocolos estrictos de diagnóstico y tratamiento, de forma que la estancia global de los episodios no debe superar los 3 días, lo que permite una mayor rotación paciente/cama y por lo tanto un uso eficiente de los recursos. No obstante, hay que admitir que el rol de algunas de estas unidades no está bien definido.

Las UCE representan el 7% de la actividad de los centros que disponen de estas unidades, consumen un 3,5% de las estancias y el 96% de los episodios son médicos y urgentes 1).