La autovaloración —entendida como la percepción interna del propio valor y competencia profesional— es un aspecto crítico en el ejercicio de la neurocirugía. En esta disciplina, donde las decisiones son de alta trascendencia y el margen de error es mínimo, el neurocirujano debe sostener un delicado equilibrio entre confianza sólida y humildad clínica.