En neurocirugía, mirar no es sólo observar una imagen o una estructura anatómica. Es un acto clínico, ético y humano. La mirada del neurocirujano —cuando está presente de verdad— comunica respeto, decisión, duda, compasión o firmeza. Y, al mismo tiempo, revela desde dónde se está operando: desde el ego o desde el cuidado, desde el control o desde la presencia.
Mirar es más que ver. Y en neurocirugía, donde tanto se decide, se enseña y se transforma, la calidad de la mirada define la calidad del gesto. Mirar con conciencia es comenzar a operar desde otro lugar. Porque, a veces, lo más curativo que hacemos… es mirar bien.