Invisibilizar es no mirar, no nombrar, no escuchar… hasta que el otro deja de existir simbólicamente. En neurocirugía, donde el estatus, el cargo y la trayectoria pesan, invisibilizar es una práctica tan frecuente como dañina. Y su peligro está en que no se ve… hasta que alguien deja de hablar, de participar, de estar.
Invisibilizar es amputar sin tocar. Es crear entornos donde unos existen… y otros solo asisten. En neurocirugía, donde el gesto clínico convive con el gesto humano, ver al otro es parte de la ética. Y nombrarlo… es ya una forma de cuidarlo.