El humor es una forma de comunicación que puede aliviar, conectar y humanizar… o bien excluir, herir y marcar jerarquía. En entornos de alta tensión como la neurocirugía, el humor no es accesorio: es lenguaje clínico. Y como tal, enseña, modela y deja huella.
El sarcasmo sin conciencia separa.
El mal humor es violencia con sonrisa.
Y saber cuándo no reír… también.