La honestidad en neurocirugía va mucho más allá de no mentir. Implica un modo de estar en la profesión donde el conocimiento, el poder y la autoridad se ejercen con verdad, sin ocultamiento ni autoengaño. Es una virtud silenciosa que sostiene la confianza de los pacientes, el respeto del equipo y la paz interior del cirujano.
En neurocirugía, la honestidad no es una opción, es una forma de dignidad. No se trata solo de decir la verdad: se trata de vivirla, incluso cuando incomoda. Porque una verdad dicha a tiempo salva más que mil aciertos sin nombre. La honestidad no hace ruido, pero construye confianza y deja huella.