Escuchar es uno de los gestos más invisibles y más transformadores de la práctica neuroquirúrgica. No requiere tecnología ni protocolos. Pero sí presencia, humildad, apertura. Escuchar bien es ya una forma de tratar, de liderar, de enseñar… y de cuidar.
El bisturí corta. La escucha transforma. Un cirujano que escucha no solo opera mejor: habita su oficio con humanidad. Porque hay dolores que no se ven en el TAC… Y hay alivios que empiezan simplemente cuando alguien escucha sin corregir, sin interrumpir, sin imponer.