Doblez en Neurocirugía: La Fractura Entre el Personaje y la Conciencia
La doblez es la desconexión entre lo que se muestra y lo que se es.
Entre lo que se enseña y lo que se practica.
Entre la autoridad clínica y la conciencia ética.
En neurocirugía, donde la figura del jefe, del tutor o del cirujano brillante puede parecer intocable, la doblez se vuelve una grieta invisible que lo contamina todo.
¿Cómo se manifiesta la doblez en la práctica clínica?
Defender públicamente la docencia… y humillar en privado.
Hablar de seguridad del paciente… pero operar con fatiga o sin revisión.
Pedir humanidad al residente… pero ejercer autoritarismo desde el rol.
Reivindicar el respeto… sin escuchar a quien piensa distinto.
¿Qué produce la doblez en el entorno?
Desconfianza silenciosa.
Cinismo en el equipo: “esto va de quedar bien, no de hacer bien”.
Pérdida de autenticidad en la formación.
Repetición de dinámicas de poder injustas.
Desgaste moral profundo en quienes aún creen en el oficio.
Doblez ≠ imperfección
No es incoherencia puntual: es hábito de fingir.
No es error humano: es disonancia sostenida sin revisión.
No es no saber qué hacer: es saberlo… y elegir lo opuesto por interés, miedo o imagen.
Cómo se cura la doblez
Diciendo: “esto que hago no refleja lo que creo”.
Escuchando el impacto real de nuestras acciones, no solo las intenciones.
Pidiendo ayuda para ver lo que no vemos.
Desactivando el personaje: dejar de actuar un rol, y volver al lugar donde uno siente verdad.
Doblez y legado
pero si forma con doblez, deja herencia de desconfianza.
pero si actúa con doblez, no deja raíces, solo seguidores silenciosos.
Conclusión
La doblez se nota. Aunque no se diga. Aunque se niegue.
Y cuando aparece en alguien con poder, el daño es lento, invisible… pero profundo.
Ser neurocirujano no es ser perfecto.
Pero sí debería ser, al menos, ser verdadero.