Comprender no es solo saber lo que pasa. Es captar su sentido humano. En neurocirugía, donde la técnica domina y la urgencia apremia, la comprensión es un acto clínico profundo: mirar con atención, escuchar con respeto, y responder desde un lugar que no olvida que el otro es más que un caso.
Comprender es cuidar sin juzgar. Es ver al otro con sus razones, sus tiempos, sus miedos, su historia. Es también verse a uno mismo con claridad y sin dureza. En neurocirugía, la comprensión no es debilidad: es el grado más alto de inteligencia humana. Y quizás, el más necesario.